La corrupción, cinismo, inmoralidad, deshonestidad, hipocresía y desfachatez de millones de ciudadanos y organizaciones en países de América Latina incluyendo México y varias naciones del Mar Caribe, están desbaratando las conciencias rectas y destruyendo la sociedad, desviando la fuerza positiva de los corazones contritos de los visitantes y criollos que en forma incauta caen en las redes de mafias organizadas que a luz del día o en las madrugadas, destruyen la vida y crean otros humanos robotizados que se mezclan con las máquinas como si el pensamiento o el derecho a pensar del terrícola hubiera desaparecido. Los vejámenes de la moderna organización social tienen secuestrada la honestidad en jaulas y nidos de ladrones, cucarachas y ratas de dos patas, con mañas putrefactas farsantes del turismo rodante que ha logrado atar la honorabilidad a pedazos de rocas húmedas dentro de cavernas en donde aún vive el mortal humano de siempre dentro de hojalatas raídas que hacen creer que sus casuchas son rascacielos parecidos a la torre de babel, semejantes a esas que fueron destruidas en Nueva York, o similares a las últimas edificaciones destruidas por guerras abusivas y crueles en Palestina, Israel, Líbano, México, Nicaragua, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Ucrania, Yemen, Arabia Saudita, Rusia y las de otros lares.
Dentro del tétrico drama fratricida de
muerte y destrucción en la misma barbarie, los psicópatas a partir del
2019 acuñaron la pandemia del Covid que logró en medio de otras muertes y
masacres, despertar algunas conciencias rectas que al conocer las consecuencias
entendieron que la ciencia médica y las recetas de los facultativos, no conocen
ni tienen la fórmula mágica para solucionar los problemas que aún siguen atados
a la injusticia, que las prescripciones nunca han calmado el hambre de los
pueblos y el hambre se usa como arma criminal para apoderarse de la economía
global, ubicando a unas pocas familias en mansiones, palacios y castillos y al
99% del resto de la población mundial, en ranchos construidos de cartón,
sobrantes de madera o ensamblados con hilachas que salen de los desechos de
alcantarillas, muchos se ven obligados a construir a orillas de quebradas, ríos
o sobre playas mugrosas de mares y océanos contaminados por líquidos
putrefactos que lanzan los empresarios con sus desechos y restos de cadáveres
asesinados por los necios. Somos testigos del alto precio que pagan los
turistas cuando deben visitar una ciudad o cualquier nación latinoamericana, y
allí afirman sus voceros con la propaganda ofrecer el mejor turismo y
entretenimiento sano y honesto para todos los gustos.
La verdad está en las estadísticas que
presentan las crónicas de otros sitios que ningún turista quiere regresar a
vacacionar a ciertos lugares porque se aprovechan de incautos paseantes para
aumentar con avaricia y estafa los cobros y facturas, entre leyes escritas que
no funcionan sino para el rebusque de grillos y cucarrones que aun mueren por
la cobardía de los moradores del fraude. Esos creen que están en un país
desarrollado, primermundista y justo. No es así, la mentira y el atraco
frentero de los tramposos atrasa aún el vuelo de mariposas y destruye nidos de
golondrinas que aún existen, que logran ver los facinerosos que han
confeccionado el negocio del turismo como cabaret en zona de baratija o en
muladares abasurados entre la prostitución escondida de curvas que no se ven
porque hasta los masculinos poco musculosos ahora venden su dorso y entregan la
retaguardia a charlatanes que también como turistas aparentan ser de mejores
familias o que se presentan como millonarios que desean gastar el dinero que
escasea o invertir en el entretenimiento cuando aún al salir de su país de
origen no lograron cancelar los recibos de sus propios servicios públicos y no
tuvieron para el pago de su nueva camisa pero no negra porque ni siquiera tuvo
tinta para colorearla a sus colorines y preferencias.
Todos, guías turísticos, traductores,
comerciantes, transportistas, taxistas, hoteleros, gobiernos, empresarios,
gobernantes, policías, militares, abogados, ingenieros, restaurantes,
almacenes, tiendas, vendedores de servicios, vendedores ambulantes, licoreras,
tabacaleras, cocaineras, marihuaneras, vendedores de comunicaciones y
celulares, gobiernos, gobernantes, ciudadanos del común denominador que ofrecen
tamales o frutas en las calles, cobran tarifas como si estuvieran viviendo en
Norte América, dentro de un país europeo o en la misma Inglaterra donde hasta
la risa se debe alquilar costeándola con los euros de quienes trabajan y
producen. La misma factura del precio de la estafa europea, inglesa o
norteamericana, está igual de alta o peor a los sacrificios económicos que
hacen los turistas para poder visitar una playa o simplemente tratar de cambiar
por unos días la rutina diaria de la vida o buscar un lugar donde meditar,
caminar, cambiando la faena asquerosa desequilibrada en exagerados precios que
cobran ciudades y pueblos, en donde conviven probos, necios, criminales,
pandilleros, raponeros, atracadores, otros ladrones y millones de malandros.
Las altas tarifas de algunos lugares
turísticos en los territorios mencionados parecen ser clonados de esos que se
aceptan en las colonias que aún existen dependientes de Estados Unidos,
extensiones de Canadá, territorios de invasión israelí, terrenos propiedad de
Inglaterra o simplemente una tienda de un país europeo que movió el rotuló
diseñado del mediterráneo a las tierras donde arribó hace 500 años un tal
Cristóbal Colón. Esos como ave de rapiña, usan la misma caricatura de la
propaganda publicitaria con trozos de madera o latas pintadas como se hace en
el cine, imitan aparecer su negocio como si el sabor del perfume fuera igual al
del otro continente donde por accidente nació la singular farsa del negocio.
Algunos vendedores criollos o connacionales del lugar turístico creen que deben
usar los mismos precios iguales a las tarifas económicas extremas que los
turistas igualmente cancelan en cualquier país que afirma ser primermundista,
los críticos los llaman mundanos de alcantarilla del atraco descarado, que se
agarran de la historia y de los años viejos para añejar no sólo el vino sino la
cueva de Alibaba y sus 40, y que esos que se llamaron alguna vez arrendajos o
golondrinas ya no existen porque los tóxicos de los automóviles y los pedos de
miles de millones de transeúntes desintegraron a sus últimos huevos matando de
paso las crías que ya no pueden vivir porque la radiación de bombas y misiles
azufrados de las guerras también hacen daño colateral y su agosto contra la
vida de los indefensos que se extinguen como el humo en cada amanecer de
refinería chatarra.
Los europillos son expertos en robar
el bolsillo a quien trabaja y produce con las tarifas del turismo ladronero, la
mejor excusa es robar decentemente al extranjero que visita esas tierras porque
los ignorantes que también se sienten reyes miembros de familias de monarcas
inventados que viven a expensas de pueblos e insisten en conocer la historia
orquestada por los injustos que hicieron los libros. Estos viajeros desean ver
en donde los ejércitos armados del pasado masacraron la vida a otros que también
robaban, se les hizo forma natural llamar inocentes entre los escogidos a los
usureros que maniobraron el robo al proclamar que son un pueblo elegido o que
tienen el privilegio de imponer sanciones, establecer precios e imponer
bloqueos, porque ellos estaban primero dentro de la farsa de la economía
desigual que ha desbordado la justicia con guerras de exterminio, de paso
destruyendo la vida de personas, plantas, animales, contaminan los elementales
y destruyen el planeta tierra de las contradicciones entre brutáceos que se
creen genios e inteligentes. Esta única nave para la vida que es la tierra está
tambaleando entre la vida y la misma muerte. Se deja en entredicho la
permanencia de la raza indomable humana que por sus arbitrariedades y codicia
está llamada a desaparecer de la faz de los universos creados. La culpa de
responsabilidad es la crueldad de gobiernos y sus ejércitos incontrolables
aliados al ángel de la santa muerte y desean disimular a otros entre rufianes
mostrando sitios turísticos por donde nunca pasó Bolívar, Napoleón, Jesús de
Nazaret, la Dama de las Camelias o los testículos que dicen haber quedado
prendidos del alambre allí al saltar el caballo del héroe inventado por la
imaginación de poetas y locos pero que nunca existió sino en la mente perversa
del escritor que también usó la estafa de la muerte del protagonista del
insuceso para plasmar una obra mediocre que logró premios entre los
cavernícolas que la estudian y la venden como prostituto de parque en esquina
caliente de lugares en donde la pobreza ha creado los cinturones de miseria y
perversión.
Héroes, santos, triunfadores o
protagonistas fantasiosos narran tétricas leyendas e historias inventadas por
los farsantes escritores patrocinados por dementes rufianes, están como retazos
en libros mentirosos a la postre como mercado de criminales que sostienen que
los asesinos eran inocentes y que las víctimas todos eran culpables. Las mismas
narraciones dicen que el dios que ellos inventaron de pálida imaginación les
dio la orden de asesinar y masacrar niños, mujeres, varones jóvenes y adultos,
destruir el planeta, robar privilegios y usurpar oportunidades. Todos los
muertos y lisiados estaban desarmados y jamás habían aprendido a disparar un
rifle o una pistola, por lo general eran citadinos o campesinos que trabajaban
para alimentar a los haraganes o rufianes que dispararon sobre sus cuerpos, que
como cobardes llegaron en grupo para aparentar masculinidad, aunque siempre
estuvieron más cerca de pantalones y calzoncillos de sus amigos que de calzones
o faldas de sus amigas o compañeras. Los criminales usaron falsos positivos o
falsas banderas para masacrarlos y desaparecerlos. Por lo general los
estafadores o farsantes fueron protagonistas de desenfrenos, asesinatos,
exterminios de la raza humana pensante y de ciertas etnias, varios de esos
destruyeron la fauna y flora de la hermosa tierra azulada y no se les escapó la
cueva de los murciélagos que por ser inocentes animalitos con otras varias
familias animalescas que allí se habían refugiado al caer el sol de día, ellos
también se desintegraron.
El turismo ha creado haraganes
estafadores que viven asaltando la buena fe de los viajeros, las tarifas
asaltan la voluntad de quien desea conocer y descansar de la rutina diaria en
su faena laboral o social de su país de origen. Los caminantes y aventureros
buscan de alguna manera transparente cambiar la cotidianidad, distraer la vida
como señal de civilización en el amor o ir en busca de la justicia que nunca
vio llegar. La corrupción y maldad también hace parte del almuerzo de los
facinerosos jueces, y de quienes representan la mal llamada tristemente
justicia aun la de los necios. No hay ley que valga ni norma que se aplique
porque del turismo de los visitantes viven también los rufianes que colocan
pergaminos en sus paredes afeminadas para afirmar que ellos son de excelsas
familias o que simplemente fueron a la mejor universidad a estudiar leyes para
robar, estafar y aplicar la usura y así construir una mejor casa o un torcido
edificio donde meten a sus descendientes vampiros o dibujan a los duendecillos
de sus ancestros que demuestran ser los peores progenitores pero como son de la
misma cobija sanguínea se sienten responsables de cuidar arrugas y remiendos de
la misma colcha de retazos con esos andrajos que se está construyendo la
desviada sociedad de siempre y para los ilustrados la llaman la moderna.
No hay conciencia humana honesta para
tratar con consideración al visitante como al turista, abusan diariamente
incluyendo de las tarifas que solicitan quienes conducen taxis, los altos
precios que cobra el servicio de trenes y buses de transporte público entre
situaciones insólitas y por lo general están en manos del gobierno o bajo
estricta vigilancia supuesta del Ministerio de Transporte de la apestosa
nación, siguen oliendo al mencionado azufre infernal, este es procesado por
lacras humanas que allí conviven con la peste del robo que es sustraído de los
ignorantes que arriban a la playa y al regresar se dan cuenta que les
desvalijaron la canasta familiar y hasta la tuerca escarlata. La entrada a
ciertos lugares ancestrales, museos, sitios de diversión, parques, tabernas,
discotecas y restaurantes, se convirtieron en nido de ratas o en zonas
delincuenciales, allí los extranjeros deben someterse a precios elevados,
abusivos, los incautos pagan cinco veces la tarifa que también esclaviza al
ciudadano del común del país anfitrión aunque disimulan cobrando un precio más
razonable al varón o a la mujer del mismo lugar o país que con otras
estrategias macabras también son explotados. Han creado la ilusión que el lugar
es mágico, que dentro hay una fuente de agua sagrada sanadora, exclaman que en
sus rincones existen aires extraterrestre Inter dimensional y así poder usurpar
con cinismo los recursos del trabajador o del obrero que también logra creer en
esas idioteces inventadas al igual que en las pantomimas que usan los
politiqueros para vivir como monarcas del pasado aunque sostienen en sus
discursos que hacen parte de un sistema llamado democracia, que entre todos los
sistemas politiqueros inventados afirman que ese es el mejor. Pasan los años y
el tiempo de los siglos, se añejan lo frijoles, sale vino de las manzanas, y se
pudren las papas, y nadie avanza porque viven de tranza en tranza, de mentira y
trueque de rapiña lisonjera, la pobreza y miseria es la única que sobresale
entre las murallas de la falsa elegancia.
Para evitar boicotear tiquetes,
paquetes, ofertas y viajes a turistas a países abusivos, las innovadas
organizaciones y nuevos grupos humanos honestos, deben crear fuentes propias
nacionales e internacionales, sembrar proyectos turísticos en otros países sin
el síndrome del robo, los mismos representantes diplomáticos de aquellos países
donde viven quienes se van de turismo, deben anclar formas económicas
civilizadas igualitarias para que no abusen de sus connacionales cuando de
turistear se trata. Es vergonzoso saber que hasta por un plato de sopa criolla
sin tomate ni cebolla los turistas deben pagar como si se tratara del famoso
plato de sopa de lentejas en la historia bíblica, que obligó a un tarado
protagonista a entregar su progenitura a un hermano estafador comerciante y
cínico, la misma leyenda narra que era el hermano sanguíneo del tonto.
"Los enemigos del hombre están en la misma casaʺ afirma uno de los
tal llamado libro sagrado de los desocupados vampiros que chupan la sangre
humana de los rectos, que engordan cada año para cada próxima navidad, esos
estafadores por lo general se los desayunan, almuerzan o comen en la nochebuena
entre bailes, comilonas y algarabías que no alcanzan la plenitud de la
felicidad, que no logran despertar los gritos de los inocentes que aún están en
tumbas sin justicia o arrepentimiento de los culpables.
Las empresas aéreas cobran hasta tres
o cuatro veces el precio real del valor del tiquete cuando el turista exclama
querer visitar un lugar que las mafias de ciertas organizaciones
internacionales le han dado privilegios, de paso han regado propaganda inventada
sobre ladrillos o piedras raídas, ruinas disque de otras civilizaciones, cuevas
donde ni siquiera los murciélagos las usan, cavernas que por los años de
antigüedad simplemente tienen recursos naturales brillantes pero nunca
incrustados, que no vale la pena visitar y ni siquiera fotografiar porque han
acuñado mentiras y cuentos chinos, los idiotas del momento convierten en sueños
guajiros sus mentiras como si los saltamontes o los mariapalitos tuvieran mejor
coeficiente intelectual, son recreaciones en donde un vividor holgazán tejió su
astucia macabra para robar al turista cobrando otra entrada elevada que aumenta
la suma del robo al lado del precio que pagó por el pasaje aéreo a los
negociantes y propietarios de la usura. Los más vivarachos hacen figuras de
duendecillos o matachos con rostros de extraterrestres o de modernos
astronautas, los plasman en las paredes de las cuevas, con mediocres fotógrafos
cómplices e ineptos periodistas a bordo, inventan la historia para que los
turistas ingenuos lleguen a esos montes y cavernas, dejen allí el fruto
económico del trabajo, la honesta producción de quienes laboran y sostienen la
economía global de las multinacionales, mientras las mayorías y minorías se
mueren de hambre y tedio, en la jungla de los desocupados vagos de la historia
y de quienes siguen robando la propiedad de pueblos y recursos naturales de la
tierra que no llegan a todos los vivientes.
Los hoteles y hoteleros son otros
ladrones encorbatados con pantalones de alta moda aunque en varios de ellos
fácilmente se les cae hasta las rodillas para complacer el gusto por el norte o
por el sur, vemos aquellas faldas maquilladas aterciopeladas que no contornean
la figura femenina, porque también las doncellas participan de la francachela y
comilona del robo, como en un atraco raponeril las tarifas hoteleras las cobran
en dólares, aumentando el precio e inventando servicios que bien es sabido nunca
llegan a cumplir o simplemente tienen una excusa para disimular el cinismo de
los sátrapas pandilleros que afirman detestar a los delincuentes. Los hoteles
se han convertido en cueva de ladrones que de frente y sin disimulo roban al
turista o al ciudadano criollo que también quiere y tiene derecho a disfrutar
de un viaje placentero, de unas vacaciones, pero se convierten en dolor de
cabeza porque no encuentran un hotel o un lugar donde no se robe la dignidad de
la persona humana y deben someterse a tarifas que sustraen la inocencia hasta
los cuervos, y derriban la melena del león o el salto del tigre, con facturas
que hacen daño al equilibrio de la justicia y de la misma razón humana contra
las paredes o los muros que otros muertos han construido para que sus vecinos
no ingresen a la fuerza, porque ellos si logran entrar a otros territorios por
el aire con sus inventos de muerte y ahora último con los drones infernales de
acero para desintegrar la vida y exterminar la especie humana entre
discriminación y racismo de quienes se creen dioses por llevar la piel
blancuzca iguales o parecidas al color de piel de las ranas plataneras que
nacen y crecen libremente dentro de las plantaciones bananeras de nuestras
tierras originarias.
Se han inventado cobrar con entrada
financiera en ciertos templos o lugares que antes fueron de culto religioso,
esos los convierten en museos de arte donde están clavados en sus muros y
paredes internas las figuras de diablos, duendecillos o diablillos de
inframundos con figuras de humanos, muy parecidos a los holgazanes
administradores del lugar, no sólo el vicio de la estafa está presente en
América Latina sino que la maldita costumbre se copió de los pícaros europillos
que venden al mejor postor los lugares que deben ser en verdad sitios sagrados
y de respeto, que deberían estar con entrada libre sin costo alguno a turistas
y criollos sin ningún impedimento, pero se aprovechan de la curiosidad de las
mayorías entre los mortales terrícolas humanos, asaltan con disimulo el billete
a los transeúntes turistas que caen bajo manos delincuenciales de facinerosos
ensotanados que afirman novelas y mentiras de ángeles caídos y no caídos. Allí
mismo debajo de los muros de esos edificios están las calaveras que masacraron
la sotana púrpura del pasado con la sangre y estrategia inquisidora de la
herejía que se inventaron para robar las propiedades a los verdaderos
protagonistas de la verdad y que hoy hacen de relieve en las catacumbas de los
desperdicios y huesos de muertos que explotan como reliquias afirmando que son
sagradas o que hacen milagros como en el cine de ficción de Hollywood, que a
veces muestran en el Festival de Cine de Toronto o en otros lares propiedad de
los desocupados estafadores de relatos y cuentos que también se unen al robo o
estafa del turismo encantado con luces de neón o farolas encendidas por luz
solar en las chiripas del ocaso al final de la vida del mundanar ruido de las
desiguales ciudades del momento.
Como no hay argumento para sostener la
narrativa imaginada de los cuentistas, simplemente dicen que es un misterio la
leyenda, que es de incógnita el cómo se construyó la edificación, que las
pinturas que están sobre los muros de pecado y lujuria, fueron esculpidas de la
nada, en su mayoría son vírgenes con niños en los brazos como señoras paridas
que amamantan al recién nacido o doncellos desnudos que provocan el idilio a
pedófilos o pederastas, entre algunos turistas, sostienen que el pincel del
artista bajó de un mundo desconocido, los rufianes del cuento ni siquiera
conocen el mapa terrícola donde sus pies e ignorancia convive, sólo repiten
como loros aprendices aquellas leyendas que inventaron los otros estafadores
históricos de altares que están malditos aun entre sus propios e internos
demonios que hacen continuar con la mentira y la misma estafa heredada de sus
mentores fraudulentos que con plumas de hermosas aves siguen escondiendo a sus
amantes de todos los sexos en los armarios que se construyeron al robar los
pinos y cedros del Líbano o la madera de los frondosos árboles que existieron
en el Amazonas que también está desapareciendo.
Encontramos leyendas de flores que
fueron dibujadas de la nada … que, con solo arrodillarse y levantarse un
incauto protagonista, estas arribaron a la tela que también resulta ser mágica,
que salió de los senos de un hada encantada, que una leche materna confeccionó
lentamente en 3 minutos las imágenes de piedra o madera con su leyenda. Los
científicos cómplices de la farsa y estafa afirman que no son de algodón ni de
seda la vida que nos queda, los matachos siluetados son inertes y las oraciones
no pasan del techo del lugar apestoso. Malditos propagandistas y débiles
visitantes aquellos que se dejan robar por la farsa y que logran creer en la
mentira inventada como celestial del divino rostro de la usura. El cuento de
las apariciones mágicas o celestiales también logran llenar alcancías de
diferentes materiales que los estafadores ponen a los pies de la esfinge
esculpida sin estética o belleza sino que un cualquiera entre los grupos se le
ocurrió poner aceites o aguas putrefactas en los ojos o mejillas de las
estatuas para imitar lágrimas y sollozos que no llegan a sanar y menos al
milagro, pero los rufianes siguen afirmando que esas bajaron de lo alto de un
lugar que ni ellos conocen y que nunca se imaginan, es tan exagerada la
ignorancia que sólo logran montar escenas fraudulentas con estatuas que los
escultores de pacotilla y remiendo plasman con aceite de marrano criollo o
montañero, resina de muertos, desechos de alcantarillas citadinas o estiércol
de cabra, conejo o vaca, que al mezclarlos logran embutir en una tabla una masa
elástica y con esa misma hacen su esfinge pecaminosa y la danza de le estafa
con sus oraciones y rezos da comienzo a un banco fraudulento hasta que el mas barrigón
logra construir su palacio y lo convierte en museo para que sus descendientes
continúen con el robo y saqueo.
¿Y qué decir de los restaurantes? Los
propietarios de esos lugares son estafadores y fraudulentos, no sólo aumentan
el precio real en las comidas, sino que el turista debe pagar el sueldo a
meseros, cocineros y lecheros, estos empleados viven con sueldos de hambre y
son quienes realmente mantienen el lugar de la estafa en la comilona. Son muy
abusivos con los clientes, escriben números que suman un montón de dólares
practicando no sólo la estafa, sino que no todos los alimentos e ingredientes
que usan en los preparativos no son de primera clase, sino que se atreven a
poner sobrantes del día anterior o alimentos que ya están por fuera de la ley
que obliga a no usar productos vencidos en su fecha de uso. Cada factura del
cobro al turista es exorbitante y exagerada. La ley aplicada honestamente debe
poner freno a estas mafias criollas e internacionales que roban el dinero con
descaro a quienes trabajan y producen. Los edificios están sucios y mugrosos, a
veces el olor a putrefacto sale de los rincones de las alacenas y de las
cocinas. Debe haber leyes y controladores para que esos lugares donde se vende
comida callejera o en interiores estén protegidos por leyes de higiene y
limpieza. Es una obligación de los gobiernos controlar la venta de comida tanto
en la preparación como en el cobro justo de la merienda. Las tarifas deben
regularse bajo estricto control. No permitir la usura y menos la estafa de los
ladrones propietarios y administradores restauranteros o tarados, debe ser la
prioridad de los gobiernos la justicia en las tarifas y cobros. Cada lugar que
exhiba o venda alimentos para el consumo humano debe pasar una estricta
revisión diariamente, las carnes deben pasarse por revisión en forma constante
para que no metan gato por liebre en las comidas o carne humana por la de
cabrito, cordero, pavo, pato o pollo.
La injusticia mayor se da en los
restaurantes ubicados dentro de los aeropuertos, en los terminales de
transportes terrestres y en los terminales de puertos marítimos. La estafa es
exagerada cada instante con cinismo, los pasajeros deben cancelar altas sumas
de dinero por un plato de lentejas sin tomate ni cebolla, a veces sin sal ni
sazón, el alimento sólo logra mostrar agua con colorantes, también usan la
propaganda para hacer creer que ellos venden comida de ángeles o alimentos para
dioses. Son rufianes y ratas los propietarios de esos sitios donde se ofrecen
las viandas para los viajantes. Una bebida enlatada que tiene el costo
comercial de 1 dólar allí vale hasta 7 y hasta 10 dólares, algunos cobran 12
dólares por una cerveza enlatada que sólo tiene un costo en el mercado de las
pulgas de 2 dólares. Que descaro, usan para freír tubérculos y carnes, aceites
refritos, manteca y grasas en desuso que no son recomendables por la dieta
investigada por los facultativos de la alimentación y la excelente salud. Es la
gran miseria humana, sus propietarios se jactan en las reuniones al vociferar
que son dueños de los mejores restaurantes de la estafa y el robo en serie como
en película estadounidense o ciencia ficción de magos y brujos. Cuando el
turista llega al lugar o al mostrador del negocio, ve fotos bien trabajadas y
vislumbran la mirada, porque un publicista hizo el arreglo y al salir el
hambriento queda con hambre y estafado. Las obras y consecuencias de la
publicidad y de los fotógrafos, es utilizada para aumentar el gusto o el
hambre, la desilusión se ve en el rostro del comensal al llegar el plato
alimenticio a la mesa, en nada se parece a la fotografía del aviso, menos
similar a la pintura expuesta para el fraude por el estafador que
la muestra.
¿Y de las playas cerca y próxima a
océanos y mares qué? Increíble, las ratas de dos patas de comerciantes y su
grupo sanguíneo, negociantes e intermediarios se han apoderado de esos lugares,
algunos son más abusivos que otros, se atreven a cerrar con muros trumpíferos
como propiedad si fuera un lote privado de los ladrones, esos terrenos son para
todo ciudadano y de naturaleza pública. Los turistas, transeúntes y obreros no
pueden ingresar o caminar por sus orillas. Las playas deben estar libres para
que todo ciudadano o turista logre ingresar sin cercas u obstáculos. Los
precios son desorbitantes porque los rateros ponen sillas y paraguas para
vender viandas y productos de pésima calidad como si los estafadores se
hubieran puesto de acuerdo para robar de frente y al aire libre. turistas y
visitantes deben pagar hasta 5 ó 6 veces el precio real del comestible. Un jugo
de frutas común que tiene un costo equilibrado de 2 dólares allí tiene un
precio elevado de 10 ó 12 dólares, los platos de comida que ofrecen no son los
mejores y el abuso en el cobro es exagerado. Todo lo exhiben como en mercado
persa o feria de brujas, no hay control de calidad ni de precios, no existe una
autoridad competente en esos lugares que haga respetar la honestidad y
honorabilidad. El mismo descontrol de los funcionarios del gobierno y la
corrupción de algunos de ellos también solicita un billete verde a los
propietarios de esos usurpadores de inmuebles para dejarlos robar o que sigan
en la parranda del fraude y estafa. Todos hacen su agosto con los turistas y
con los mismos ciudadanos criollos del lugar que deseen disfrutar al aire libre
un día de playa y de sol. Fuera de la estafa, hay indisciplina en el aseo, en
la conservación del ecosistema y de los alimentos, las latas y bolsas de
plástico como las botellas de vidrio descaradamente son lanzadas al piso de las
arenas playiferas. Hay transeúntes que viven como mendigos y solicitan dinero
al turista creyendo que es una obligación donar dinero o entregar alimentos,
algunos son maleantes que roban las pertenencias cuando el bañista se distrae y
no se ve un policía ni para remedio. carranchil y la seguridad, aunque se ve
uniformada mira más las piernas y pocas curvas modernas de mancebos y mancebas
que la realidad circundante.
Otras lacras humanas de la
descomposición social turística que conviven bordeando las playas son el
comercio sexual entre adultos, el negocio sexual con menores y menoras de edad
y la trata de personas de todas las edades. El pedófilo varón de edad avanzada
con arrugas hasta en la cédula de ciudadanía, arriba a esos lugares a ver si
hay un desprevenido para echarle mano, logran los pelafustanes lesionar la
inocencia y pureza de quienes se exponen al depravado sin malicia. De igual
manera llegan pedófilas arrugadas mayores de 65, que le echan mano a los
jóvenes varones o a las doncellas aun de falda. “El hambre es un crimen”. Pero
es miserable usar el hambre de las personas para hacer propuestas sexuales,
depravadas e indecentes. Por amor de los dos protagonistas todo se debe aceptar
entre adultos si el acto no altera la responsabilidad y libertad y sin ofender
a otra u otro que puede estar esperando en otro lugar y que su pareja no sea
promiscua o adultera. Es injusto mostrar dinero para tergiversar la costumbre,
corromper la conciencia del inocente y aunque todo ser humano tiene derecho a
ser amado y a plasmar su sexualidad libremente, la acción sexual debe respetar
la ley y la dignidad de otros y otras. Sin embargo, como algunos adolescentes
tienen hambre física porque hay más injusticias en ciertos países que en otros
que gozan de hermosas playas, unos pocos sinvergüenzas se apoderan de los
privilegios y de las oportunidades para manipular y controlar la sexualidad del
incauto, dejan al pueblo a la intemperie con hambre, frío, sin trabajo o mal
remunerado, y sin casa. El delincuente junto al ladrón usa este caldo de
cultivo para hacer de las suyas y violar la dignidad y sexualidad del humano.
No hay ley para tanta gente indisciplinada junta, mientras la gente no tome
conciencia que se requiere un cambio de mentalidad que lleve a los honestidad y
honorabilidad, no habrá justicia para lograr materializar la dignidad y poner
derechos, privilegios y oportunidades para todos los seres humanos sin
distinción y sin prohibición, destruyendo de una vez por todas las clases
sociales que han maltratado la vida y el ecosistema.
Ahora hay otro mal que va en aumento,
vemos como mujeres extranjeras con cirugías plásticas y remiendos siliconados
llegan a las playas de países en pobreza absoluta en busca de hermosos corceles
masculinos o doncellas femeninas, para llevarlos a la cama por menos de eso que
vale un plato de lentejas sin aceite. Se volvieron cínicas algunas mujeres y
dicen que tienen el mismo derecho a experimentar la perversión y desviación de
los connotados varones que aparentan masculinidad, sostienen en sus conversaciones
que tienen el mismo apetito sexual, que el vicio exquisito de los varones
masculinos se debe alcanzar, que ellas también sienten placer y deben disfrutar
sexualmente como en el circo mostrado en palacios y castillos dorados donde
vive la maldad amurallada y las contradicciones humanas de la cruel existencia.
El descontrol es total de día y de noche, se aprovecha la oscuridad para violar
a inocentes o a desprevenidos que buscan amistad entre caminantes. Los
monstruos humanos se visten con ropa de seda a la moda y sus colmillos de lobos
están escondidos debajo de las falsas sonrisas que hacen disimular al criminal
y que fácilmente distraen al desprevenido que tiene hambre, que busca disfrutar
de la contienda y fiesta o que camina con malicia para estafar el bolsillo a
incautos turistas como a criollos visitantes.
Los gobiernos y sus legisladores han
clasificado descaradamente y con cinismo como turismo de “corbata azufrada” las
playas propias de la geografía física entre los recursos del país. Hay playas
para ricos, pobres, blancos, negros, amarillos, extranjeros y mixtas, algunos
más psicópatas han separado las playas para los de otras razas teniendo en
cuenta el color de la piel del turista o visitante y muchas veces la nación de
procedencia y la maleta que porta. Los propietarios de los hoteles o antros de
diversión también se han apoderado de las playas con rejas u obstáculos que
impiden el paso libre al ciudadano, estos flagelos de muerte han aumentado la
descomposición con el cinismo de robo y atraco social. Las playas que obligan
al pobre sin dinero a usar no tienen iluminación y las playas donde van quienes
manejan el billete verde o moneda, sobresalen con lámparas de neón y con
andenes para que los estafados dejen mejor allí las ganancias. Es increíble
apreciar estas injusticias, aunque sólo algunos se benefician de la comodidad
todos son obligados a pagar el impuesto. Al turista se la carga un cobro de
impuesto turístico al ingresar al país o entrar al lugar turístico, es un
impuesto de transeúnte que es otra estafa que debe pagar el visitante y si no
retienen sus documentos y en algunos países se debe pagan con cárcel o
detención en las mazmorras del cruel estado o nación si no cumple con la
terrorífica e injusta ley.
¿Y de migrar como turista qué? Los
oficiales que hacen parte de los institutos de migración o inmigración, se
creen propietarios de la nación donde presta el servicio como funcionario
gubernamental. Tratan en forma descortés al visitante y depende del país de
procedencia del turista lo reciben con amabilidad y con desagravio. A veces
hacen preguntas que no deberían estar en los cuestionarios o formas de ingreso,
sino que el trato de entrada debería ser igual para todos los turistas o
visitantes. Si un ciudadano regresa a su país originario es recibido de manera
chocante y con irrespeto. Otros funcionarios del aeropuerto abren las maletas o
valijas, roban las pertenencias al turista y al mismo ciudadano que regresa a
su patria. Los empleados de migración, funcionarios de aduana, policías,
unidades de seguridad, maleteros, militares, porteros y trabajadores de otros
oficios, observan la maleta al turista o al ciudadano que regresa, si ve que es
de alta calidad el material se atreven con formas maquiavélicas para abrirlas y
sustraer aquellos artículos que tienen un alto costo en el mercado. Los
maleteros tratan de mala manera y a golpes las maletas, algunas valijas llegan
destartaladas, golpeadas, ultrajadas, descosidas, sin cremalleras y saqueadas.
Si hay un reclamo del propietario los amenazan con llevarlos a la cárcel y
tienen jueces cómplices listos del ilícito, para que firmen órdenes que hacen
que la estafa y el robo se haga legal disque a las leyes de la constitución del
país o de la vetusta comarca territorial del fraude.
Hay a las afuera de los aeropuertos
conductores de taxis que gritan como en cementerio de “falsos positivos” para
ver a qué turista logra meter en su vehículo, su mirada es lo más parecido a un
delincuente que desea subir la tarifa del cobro al visitante. Aunque la ley del
lugar dice que debe haber un aparato electrónico para el cobro del recorrido
por lo general está desconectado y la suma es desorbitantes cuando de pagar la
carrera o el servicio se trata. Son delincuentes al volante que cobran hasta 7
veces el valor real equilibrado por las oficinas del gobierno o por las tarifas
que se han puesto para todos por igual internacionalmente. Algunos taxistas con
el menor descuido roban el celular al pasajero y otros más cretinos se quedan
hasta con las maletas de quien llega en la temporada. Hay otros que no hacen
parte de las empresas registradas para prestar el servicio, a veces son iguales
a los anteriores y en otras oportunidades son criminales al volante o peores a
las ratas de dos patas que componen las mafias. Es increíble como se ven
decenas de unidades de policías en los terminales aéreos, marítimos y
terrestres, sin embargo, no sirven ni para remedio de mula cuando de seguridad,
honorabilidad y honestidad se trata. Una gran mayoría de los armados legalmente
son cómplices de robos y atracos a quienes arriban incautos o regresan a su
país de origen.
No tengo una fórmula o una forma
solucionadora de este horrible flagelo entre la descomposición social de la
modernidad. Deben ser las autoridades civiles y las organizaciones cívicas
junto a la educación en cada país con la participación de la misma gente de la
región, quienes con honestidad y transparencia deben tejer una red que logre
devolver lo robado creando estrategias de convivencia rectas y controlando
precios y la excelsa salud en los servicios junto a la recuperación de la
dignidad de la raza humana pensante, hasta crear una sociedad justa, humanista,
honesta y recta, para que todos disfruten de la vida y logren descansar en el
mismo país o en otros. El mundo es de todos y para todos y todos tenemos
derecho a turistear o a vacacionar sin importar sexo, estirpe, política,
religión, condición social o procedencia.
Cada ser mortal terrícola humano deben
escoger la mejor estrategia individual para colectivizar y armonizar el
pensamiento con el entorno social y convivacional de la realidad sin destruir
la sana costumbre, la idiosincrasia que, aunque se debe cuestionar no
necesariamente se logra transformar y menos tratar de cambiar. Si usted es
delincuente y lesiona la dignidad del otro o de los otros, si los jueces, la
justicia y ley no lo sanciona, los cuatro elementales (agua, tierra, aire y
fuego), le cobrarán en su momento su delito, cada prenda robada está en la
lista, todo elemento construido con el atraco usurpando y el dinero ajeno,
volverá al polvo de la tierra, posiblemente usted no lo disfrutara porque la
justicia natural le cobrará su delito, su cuerpo y mente estarán enfermos, no
podrá tomarse para el disfrute del estómago una sopa de lentejas sin tomate, ni
siquiera con sal y sin cilantro y menos con cebolla.