13 nov 2024

Turismo Ladronero

La corrupción, cinismo, inmoralidad, deshonestidad, hipocresía y desfachatez de millones de ciudadanos y organizaciones en países de América Latina incluyendo México y varias naciones del Mar Caribe, están desbaratando las conciencias rectas y destruyendo la sociedad, desviando la fuerza positiva de los corazones contritos de los visitantes y criollos que en forma incauta caen en las redes de mafias organizadas que a luz del día o en las madrugadas, destruyen la vida y crean otros humanos robotizados que se mezclan con las máquinas como si el pensamiento o el derecho a pensar del terrícola hubiera desaparecido. Los vejámenes de la moderna organización social tienen secuestrada la honestidad en jaulas y nidos de ladrones, cucarachas y ratas de dos patas, con mañas putrefactas farsantes del turismo rodante que ha logrado atar la honorabilidad a pedazos de rocas húmedas dentro de cavernas en donde aún vive el mortal humano de siempre dentro de hojalatas raídas que hacen creer que sus casuchas son rascacielos parecidos a la torre de babel, semejantes a esas que fueron destruidas en Nueva York, o similares a las últimas edificaciones destruidas por guerras abusivas y crueles en Palestina, Israel, Líbano, México, Nicaragua, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Ucrania, Yemen, Arabia Saudita, Rusia y las de otros lares.

 

Dentro del tétrico drama fratricida de muerte y destrucción en la misma barbarie, los psicópatas a partir del 2019 acuñaron la pandemia del Covid que logró en medio de otras muertes y masacres, despertar algunas conciencias rectas que al conocer las consecuencias entendieron que la ciencia médica y las recetas de los facultativos, no conocen ni tienen la fórmula mágica para solucionar los problemas que aún siguen atados a la injusticia, que las prescripciones nunca han calmado el hambre de los pueblos y el hambre se usa como arma criminal para apoderarse de la economía global, ubicando a unas pocas familias en mansiones, palacios y castillos y al 99% del resto de la población mundial, en ranchos construidos de cartón, sobrantes de madera o ensamblados con hilachas que salen de los desechos de alcantarillas, muchos se ven obligados a construir a orillas de quebradas, ríos o sobre playas mugrosas de mares y océanos contaminados por líquidos putrefactos que lanzan los empresarios con sus desechos y restos de cadáveres asesinados por los necios. Somos testigos del alto precio que pagan los turistas cuando deben visitar una ciudad o cualquier nación latinoamericana, y allí afirman sus voceros con la propaganda ofrecer el mejor turismo y entretenimiento sano y honesto para todos los gustos.

 

La verdad está en las estadísticas que presentan las crónicas de otros sitios que ningún turista quiere regresar a vacacionar a ciertos lugares porque se aprovechan de incautos paseantes para aumentar con avaricia y estafa los cobros y facturas, entre leyes escritas que no funcionan sino para el rebusque de grillos y cucarrones que aun mueren por la cobardía de los moradores del fraude. Esos creen que están en un país desarrollado, primermundista y justo. No es así, la mentira y el atraco frentero de los tramposos atrasa aún el vuelo de mariposas y destruye nidos de golondrinas que aún existen, que logran ver los facinerosos que han confeccionado el negocio del turismo como cabaret en zona de baratija o en muladares abasurados entre la prostitución escondida de curvas que no se ven porque hasta los masculinos poco musculosos ahora venden su dorso y entregan la retaguardia a charlatanes que también como turistas aparentan ser de mejores familias o que se presentan como millonarios que desean gastar el dinero que escasea o invertir en el entretenimiento cuando aún al salir de su país de origen no lograron cancelar los recibos de sus propios servicios públicos y no tuvieron para el pago de su nueva camisa pero no negra porque ni siquiera tuvo tinta para colorearla a sus colorines y preferencias.

 

Todos, guías turísticos, traductores, comerciantes, transportistas, taxistas, hoteleros, gobiernos, empresarios, gobernantes, policías, militares, abogados, ingenieros, restaurantes, almacenes, tiendas, vendedores de servicios, vendedores ambulantes, licoreras, tabacaleras, cocaineras, marihuaneras, vendedores de comunicaciones y celulares, gobiernos, gobernantes, ciudadanos del común denominador que ofrecen tamales o frutas en las calles, cobran tarifas como si estuvieran viviendo en Norte América, dentro de un país europeo o en la misma Inglaterra donde hasta la risa se debe alquilar costeándola con los euros de quienes trabajan y producen. La misma factura del precio de la estafa europea, inglesa o norteamericana, está igual de alta o peor a los sacrificios económicos que hacen los turistas para poder visitar una playa o simplemente tratar de cambiar por unos días la rutina diaria de la vida o buscar un lugar donde meditar, caminar, cambiando la faena asquerosa desequilibrada en exagerados precios que cobran ciudades y pueblos, en donde conviven probos, necios, criminales, pandilleros, raponeros, atracadores, otros ladrones y millones de malandros.

 

Las altas tarifas de algunos lugares turísticos en los territorios mencionados parecen ser clonados de esos que se aceptan en las colonias que aún existen dependientes de Estados Unidos, extensiones de Canadá, territorios de invasión israelí, terrenos propiedad de Inglaterra o simplemente una tienda de un país europeo que movió el rotuló diseñado del mediterráneo a las tierras donde arribó hace 500 años un tal Cristóbal Colón. Esos como ave de rapiña, usan la misma caricatura de la propaganda publicitaria con trozos de madera o latas pintadas como se hace en el cine, imitan aparecer su negocio como si el sabor del perfume fuera igual al del otro continente donde por accidente nació la singular farsa del negocio. Algunos vendedores criollos o connacionales del lugar turístico creen que deben usar los mismos precios iguales a las tarifas económicas extremas que los turistas igualmente cancelan en cualquier país que afirma ser primermundista, los críticos los llaman mundanos de alcantarilla del atraco descarado, que se agarran de la historia y de los años viejos para añejar no sólo el vino sino la cueva de Alibaba y sus 40, y que esos que se llamaron alguna vez arrendajos o golondrinas ya no existen porque los tóxicos de los automóviles y los pedos de miles de millones de transeúntes desintegraron a sus últimos huevos matando de paso las crías que ya no pueden vivir porque la radiación de bombas y misiles azufrados de las guerras también hacen daño colateral y su agosto contra la vida de los indefensos que se extinguen como el humo en cada amanecer de refinería chatarra.

 

Los europillos son expertos en robar el bolsillo a quien trabaja y produce con las tarifas del turismo ladronero, la mejor excusa es robar decentemente al extranjero que visita esas tierras porque los ignorantes que también se sienten reyes miembros de familias de monarcas inventados que viven a expensas de pueblos e insisten en conocer la historia orquestada por los injustos que hicieron los libros. Estos viajeros desean ver en donde los ejércitos armados del pasado masacraron la vida a otros que también robaban, se les hizo forma natural llamar inocentes entre los escogidos a los usureros que maniobraron el robo al proclamar que son un pueblo elegido o que tienen el privilegio de imponer sanciones, establecer precios e imponer bloqueos, porque ellos estaban primero dentro de la farsa de la economía desigual que ha desbordado la justicia con guerras de exterminio, de paso destruyendo la vida de personas, plantas, animales, contaminan los elementales y destruyen el planeta tierra de las contradicciones entre brutáceos que se creen genios e inteligentes. Esta única nave para la vida que es la tierra está tambaleando entre la vida y la misma muerte. Se deja en entredicho la permanencia de la raza indomable humana que por sus arbitrariedades y codicia está llamada a desaparecer de la faz de los universos creados. La culpa de responsabilidad es la crueldad de gobiernos y sus ejércitos incontrolables aliados al ángel de la santa muerte y desean disimular a otros entre rufianes mostrando sitios turísticos por donde nunca pasó Bolívar, Napoleón, Jesús de Nazaret, la Dama de las Camelias o los testículos que dicen haber quedado prendidos del alambre allí al saltar el caballo del héroe inventado por la imaginación de poetas y locos pero que nunca existió sino en la mente perversa del escritor que también usó la estafa de la muerte del protagonista del insuceso para plasmar una obra mediocre que logró premios entre los cavernícolas que la estudian y la venden como prostituto de parque en esquina caliente de lugares en donde la pobreza ha creado los cinturones de miseria y perversión. 

 

Héroes, santos, triunfadores o protagonistas fantasiosos narran tétricas leyendas e historias inventadas por los farsantes escritores patrocinados por dementes rufianes, están como retazos en libros mentirosos a la postre como mercado de criminales que sostienen que los asesinos eran inocentes y que las víctimas todos eran culpables. Las mismas narraciones dicen que el dios que ellos inventaron de pálida imaginación les dio la orden de asesinar y masacrar niños, mujeres, varones jóvenes y adultos, destruir el planeta, robar privilegios y usurpar oportunidades. Todos los muertos y lisiados estaban desarmados y jamás habían aprendido a disparar un rifle o una pistola, por lo general eran citadinos o campesinos que trabajaban para alimentar a los haraganes o rufianes que dispararon sobre sus cuerpos, que como cobardes llegaron en grupo para aparentar masculinidad, aunque siempre estuvieron más cerca de pantalones y calzoncillos de sus amigos que de calzones o faldas de sus amigas o compañeras. Los criminales usaron falsos positivos o falsas banderas para masacrarlos y desaparecerlos. Por lo general los estafadores o farsantes fueron protagonistas de desenfrenos, asesinatos, exterminios de la raza humana pensante y de ciertas etnias, varios de esos destruyeron la fauna y flora de la hermosa tierra azulada y no se les escapó la cueva de los murciélagos que por ser inocentes animalitos con otras varias familias animalescas que allí se habían refugiado al caer el sol de día, ellos también se desintegraron.

 

El turismo ha creado haraganes estafadores que viven asaltando la buena fe de los viajeros, las tarifas asaltan la voluntad de quien desea conocer y descansar de la rutina diaria en su faena laboral o social de su país de origen. Los caminantes y aventureros buscan de alguna manera transparente cambiar la cotidianidad, distraer la vida como señal de civilización en el amor o ir en busca de la justicia que nunca vio llegar. La corrupción y maldad también hace parte del almuerzo de los facinerosos jueces, y de quienes representan la mal llamada tristemente justicia aun la de los necios. No hay ley que valga ni norma que se aplique porque del turismo de los visitantes viven también los rufianes que colocan pergaminos en sus paredes afeminadas para afirmar que ellos son de excelsas familias o que simplemente fueron a la mejor universidad a estudiar leyes para robar, estafar y aplicar la usura y así construir una mejor casa o un torcido edificio donde meten a sus descendientes vampiros o dibujan a los duendecillos de sus ancestros que demuestran ser los peores progenitores pero como son de la misma cobija sanguínea se sienten responsables de cuidar arrugas y remiendos de la misma colcha de retazos con esos andrajos que se está construyendo la desviada sociedad de siempre y para los ilustrados la llaman la moderna.

 

No hay conciencia humana honesta para tratar con consideración al visitante como al turista, abusan diariamente incluyendo de las tarifas que solicitan quienes conducen taxis, los altos precios que cobra el servicio de trenes y buses de transporte público entre situaciones insólitas y por lo general están en manos del gobierno o bajo estricta vigilancia supuesta del Ministerio de Transporte de la apestosa nación, siguen oliendo al mencionado azufre infernal, este es procesado por lacras humanas que allí conviven con la peste del robo que es sustraído de los ignorantes que arriban a la playa y al regresar se dan cuenta que les desvalijaron la canasta familiar y hasta la tuerca escarlata. La entrada a ciertos lugares ancestrales, museos, sitios de diversión, parques, tabernas, discotecas y restaurantes, se convirtieron en nido de ratas o en zonas delincuenciales, allí los extranjeros deben someterse a precios elevados, abusivos, los incautos pagan cinco veces la tarifa que también esclaviza al ciudadano del común del país anfitrión aunque disimulan cobrando un precio más razonable al varón o a la mujer del mismo lugar o país que con otras estrategias macabras también son explotados. Han creado la ilusión que el lugar es mágico, que dentro hay una fuente de agua sagrada sanadora, exclaman que en sus rincones existen aires extraterrestre Inter dimensional y así poder usurpar con cinismo los recursos del trabajador o del obrero que también logra creer en esas idioteces inventadas al igual que en las pantomimas que usan los politiqueros para vivir como monarcas del pasado aunque sostienen en sus discursos que hacen parte de un sistema llamado democracia, que entre todos los sistemas politiqueros inventados afirman que ese es el mejor. Pasan los años y el tiempo de los siglos, se añejan lo frijoles, sale vino de las manzanas, y se pudren las papas, y nadie avanza porque viven de tranza en tranza, de mentira y trueque de rapiña lisonjera, la pobreza y miseria es la única que sobresale entre las murallas de la falsa elegancia.

 

Para evitar boicotear tiquetes, paquetes, ofertas y viajes a turistas a países abusivos, las innovadas organizaciones y nuevos grupos humanos honestos, deben crear fuentes propias nacionales e internacionales, sembrar proyectos turísticos en otros países sin el síndrome del robo, los mismos representantes diplomáticos de aquellos países donde viven quienes se van de turismo, deben anclar formas económicas civilizadas igualitarias para que no abusen de sus connacionales cuando de turistear se trata. Es vergonzoso saber que hasta por un plato de sopa criolla sin tomate ni cebolla los turistas deben pagar como si se tratara del famoso plato de sopa de lentejas en la historia bíblica, que obligó a un tarado protagonista a entregar su progenitura a un hermano estafador comerciante y cínico, la misma leyenda narra que era el hermano sanguíneo del tonto. "Los enemigos del hombre están en la misma casaʺ afirma uno de los tal llamado libro sagrado de los desocupados vampiros que chupan la sangre humana de los rectos, que engordan cada año para cada próxima navidad, esos estafadores por lo general se los desayunan, almuerzan o comen en la nochebuena entre bailes, comilonas y algarabías que no alcanzan la plenitud de la felicidad, que no logran despertar los gritos de los inocentes que aún están en tumbas sin justicia o arrepentimiento de los culpables.

 

Las empresas aéreas cobran hasta tres o cuatro veces el precio real del valor del tiquete cuando el turista exclama querer visitar un lugar que las mafias de ciertas organizaciones internacionales le han dado privilegios, de paso han regado propaganda inventada sobre ladrillos o piedras raídas, ruinas disque de otras civilizaciones, cuevas donde ni siquiera los murciélagos las usan, cavernas que por los años de antigüedad simplemente tienen recursos naturales brillantes pero nunca incrustados, que no vale la pena visitar y ni siquiera fotografiar porque han acuñado mentiras y cuentos chinos, los idiotas del momento convierten en sueños guajiros sus mentiras como si los saltamontes o los mariapalitos tuvieran mejor coeficiente intelectual, son recreaciones en donde un vividor holgazán tejió su astucia macabra para robar al turista cobrando otra entrada elevada que aumenta la suma del robo al lado del precio que pagó por el pasaje aéreo a los negociantes y propietarios de la usura. Los más vivarachos hacen figuras de duendecillos o matachos con rostros de extraterrestres o de modernos astronautas, los plasman en las paredes de las cuevas, con mediocres fotógrafos cómplices e ineptos periodistas a bordo, inventan la historia para que los turistas ingenuos lleguen a esos montes y cavernas, dejen allí el fruto económico del trabajo, la honesta producción de quienes laboran y sostienen la economía global de las multinacionales, mientras las mayorías y minorías se mueren de hambre y tedio, en la jungla de los desocupados vagos de la historia y de quienes siguen robando la propiedad de pueblos y recursos naturales de la tierra que no llegan a todos los vivientes.

 

Los hoteles y hoteleros son otros ladrones encorbatados con pantalones de alta moda aunque en varios de ellos fácilmente se les cae hasta las rodillas para complacer el gusto por el norte o por el sur, vemos aquellas faldas maquilladas aterciopeladas que no contornean la figura femenina, porque también las doncellas participan de la francachela y comilona del robo, como en un atraco raponeril las tarifas hoteleras las cobran en dólares, aumentando el precio e inventando servicios que bien es sabido nunca llegan a cumplir o simplemente tienen una excusa para disimular el cinismo de los sátrapas pandilleros que afirman detestar a los delincuentes. Los hoteles se han convertido en cueva de ladrones que de frente y sin disimulo roban al turista o al ciudadano criollo que también quiere y tiene derecho a disfrutar de un viaje placentero, de unas vacaciones, pero se convierten en dolor de cabeza porque no encuentran un hotel o un lugar donde no se robe la dignidad de la persona humana y deben someterse a tarifas que sustraen la inocencia hasta los cuervos, y derriban la melena del león o el salto del tigre, con facturas que hacen daño al equilibrio de la justicia y de la misma razón humana contra las paredes o los muros que otros muertos han construido para que sus vecinos no ingresen a la fuerza, porque ellos si logran entrar a otros territorios por el aire con sus inventos de muerte y ahora último con los drones infernales de acero para desintegrar la vida y exterminar la especie humana entre discriminación y racismo de quienes se creen dioses por llevar la piel blancuzca iguales o parecidas al color de piel de las ranas plataneras que nacen y crecen libremente dentro de las plantaciones bananeras de nuestras tierras originarias.

 

Se han inventado cobrar con entrada financiera en ciertos templos o lugares que antes fueron de culto religioso, esos los convierten en museos de arte donde están clavados en sus muros y paredes internas las figuras de diablos, duendecillos o diablillos de inframundos con figuras de humanos, muy parecidos a los holgazanes administradores del lugar, no sólo el vicio de la estafa está presente en América Latina sino que la maldita costumbre se copió de los pícaros europillos que venden al mejor postor los lugares que deben ser en verdad sitios sagrados y de respeto, que deberían estar con entrada libre sin costo alguno a turistas y criollos sin ningún impedimento, pero se aprovechan de la curiosidad de las mayorías entre los mortales terrícolas humanos, asaltan con disimulo el billete a los transeúntes turistas que caen bajo manos delincuenciales de facinerosos ensotanados que afirman novelas y mentiras de ángeles caídos y no caídos. Allí mismo debajo de los muros de esos edificios están las calaveras que masacraron la sotana púrpura del pasado con la sangre y estrategia inquisidora de la herejía que se inventaron para robar las propiedades a los verdaderos protagonistas de la verdad y que hoy hacen de relieve en las catacumbas de los desperdicios y huesos de muertos que explotan como reliquias afirmando que son sagradas o que hacen milagros como en el cine de ficción de Hollywood, que a veces muestran en el Festival de Cine de Toronto o en otros lares propiedad de los desocupados estafadores de relatos y cuentos que también se unen al robo o estafa del turismo encantado con luces de neón o farolas encendidas por luz solar en las chiripas del ocaso al final de la vida del mundanar ruido de las desiguales ciudades del momento.

 

Como no hay argumento para sostener la narrativa imaginada de los cuentistas, simplemente dicen que es un misterio la leyenda, que es de incógnita el cómo se construyó la edificación, que las pinturas que están sobre los muros de pecado y lujuria, fueron esculpidas de la nada, en su mayoría son vírgenes con niños en los brazos como señoras paridas que amamantan al recién nacido o doncellos desnudos que provocan el idilio a pedófilos o pederastas, entre algunos turistas, sostienen que el pincel del artista bajó de un mundo desconocido, los rufianes del cuento ni siquiera conocen el mapa terrícola donde sus pies e ignorancia convive, sólo repiten como loros aprendices aquellas leyendas que inventaron los otros estafadores históricos de altares que están malditos aun entre sus propios e internos demonios que hacen continuar con la mentira y la misma estafa heredada de sus mentores fraudulentos que con plumas de hermosas aves siguen escondiendo a sus amantes de todos los sexos en los armarios que se construyeron al robar los pinos y cedros del Líbano o la madera de los frondosos árboles que existieron en el Amazonas que también está desapareciendo. 

 

Encontramos leyendas de flores que fueron dibujadas de la nada … que, con solo arrodillarse y levantarse un incauto protagonista, estas arribaron a la tela que también resulta ser mágica, que salió de los senos de un hada encantada, que una leche materna confeccionó lentamente en 3 minutos las imágenes de piedra o madera con su leyenda. Los científicos cómplices de la farsa y estafa afirman que no son de algodón ni de seda la vida que nos queda, los matachos siluetados son inertes y las oraciones no pasan del techo del lugar apestoso. Malditos propagandistas y débiles visitantes aquellos que se dejan robar por la farsa y que logran creer en la mentira inventada como celestial del divino rostro de la usura. El cuento de las apariciones mágicas o celestiales también logran llenar alcancías de diferentes materiales que los estafadores ponen a los pies de la esfinge esculpida sin estética o belleza sino que un cualquiera entre los grupos se le ocurrió poner aceites o aguas putrefactas en los ojos o mejillas de las estatuas para imitar lágrimas y sollozos que no llegan a sanar y menos al milagro, pero los rufianes siguen afirmando que esas bajaron de lo alto de un lugar que ni ellos conocen y que nunca se imaginan, es tan exagerada la ignorancia que sólo logran montar escenas fraudulentas con estatuas que los escultores de pacotilla y remiendo plasman con aceite de marrano criollo o montañero, resina de muertos, desechos de alcantarillas citadinas o estiércol de cabra, conejo o vaca, que al mezclarlos logran embutir en una tabla una masa elástica y con esa misma hacen su esfinge pecaminosa y la danza de le estafa con sus oraciones y rezos da comienzo a un banco fraudulento hasta que el mas barrigón logra construir su palacio y lo convierte en museo para que sus descendientes continúen con el robo y saqueo.

 

¿Y qué decir de los restaurantes? Los propietarios de esos lugares son estafadores y fraudulentos, no sólo aumentan el precio real en las comidas, sino que el turista debe pagar el sueldo a meseros, cocineros y lecheros, estos empleados viven con sueldos de hambre y son quienes realmente mantienen el lugar de la estafa en la comilona. Son muy abusivos con los clientes, escriben números que suman un montón de dólares practicando no sólo la estafa, sino que no todos los alimentos e ingredientes que usan en los preparativos no son de primera clase, sino que se atreven a poner sobrantes del día anterior o alimentos que ya están por fuera de la ley que obliga a no usar productos vencidos en su fecha de uso. Cada factura del cobro al turista es exorbitante y exagerada. La ley aplicada honestamente debe poner freno a estas mafias criollas e internacionales que roban el dinero con descaro a quienes trabajan y producen. Los edificios están sucios y mugrosos, a veces el olor a putrefacto sale de los rincones de las alacenas y de las cocinas. Debe haber leyes y controladores para que esos lugares donde se vende comida callejera o en interiores estén protegidos por leyes de higiene y limpieza. Es una obligación de los gobiernos controlar la venta de comida tanto en la preparación como en el cobro justo de la merienda. Las tarifas deben regularse bajo estricto control. No permitir la usura y menos la estafa de los ladrones propietarios y administradores restauranteros o tarados, debe ser la prioridad de los gobiernos la justicia en las tarifas y cobros. Cada lugar que exhiba o venda alimentos para el consumo humano debe pasar una estricta revisión diariamente, las carnes deben pasarse por revisión en forma constante para que no metan gato por liebre en las comidas o carne humana por la de cabrito, cordero, pavo, pato o pollo.

 

La injusticia mayor se da en los restaurantes ubicados dentro de los aeropuertos, en los terminales de transportes terrestres y en los terminales de puertos marítimos. La estafa es exagerada cada instante con cinismo, los pasajeros deben cancelar altas sumas de dinero por un plato de lentejas sin tomate ni cebolla, a veces sin sal ni sazón, el alimento sólo logra mostrar agua con colorantes, también usan la propaganda para hacer creer que ellos venden comida de ángeles o alimentos para dioses. Son rufianes y ratas los propietarios de esos sitios donde se ofrecen las viandas para los viajantes. Una bebida enlatada que tiene el costo comercial de 1 dólar allí vale hasta 7 y hasta 10 dólares, algunos cobran 12 dólares por una cerveza enlatada que sólo tiene un costo en el mercado de las pulgas de 2 dólares. Que descaro, usan para freír tubérculos y carnes, aceites refritos, manteca y grasas en desuso que no son recomendables por la dieta investigada por los facultativos de la alimentación y la excelente salud. Es la gran miseria humana, sus propietarios se jactan en las reuniones al vociferar que son dueños de los mejores restaurantes de la estafa y el robo en serie como en película estadounidense o ciencia ficción de magos y brujos. Cuando el turista llega al lugar o al mostrador del negocio, ve fotos bien trabajadas y vislumbran la mirada, porque un publicista hizo el arreglo y al salir el hambriento queda con hambre y estafado. Las obras y consecuencias de la publicidad y de los fotógrafos, es utilizada para aumentar el gusto o el hambre, la desilusión se ve en el rostro del comensal al llegar el plato alimenticio a la mesa, en nada se parece a la fotografía del aviso, menos similar a la pintura expuesta para el fraude por el estafador que la muestra.

 

¿Y de las playas cerca y próxima a océanos y mares qué? Increíble, las ratas de dos patas de comerciantes y su grupo sanguíneo, negociantes e intermediarios se han apoderado de esos lugares, algunos son más abusivos que otros, se atreven a cerrar con muros trumpíferos como propiedad si fuera un lote privado de los ladrones, esos terrenos son para todo ciudadano y de naturaleza pública. Los turistas, transeúntes y obreros no pueden ingresar o caminar por sus orillas. Las playas deben estar libres para que todo ciudadano o turista logre ingresar sin cercas u obstáculos. Los precios son desorbitantes porque los rateros ponen sillas y paraguas para vender viandas y productos de pésima calidad como si los estafadores se hubieran puesto de acuerdo para robar de frente y al aire libre. turistas y visitantes deben pagar hasta 5 ó 6 veces el precio real del comestible. Un jugo de frutas común que tiene un costo equilibrado de 2 dólares allí tiene un precio elevado de 10 ó 12 dólares, los platos de comida que ofrecen no son los mejores y el abuso en el cobro es exagerado. Todo lo exhiben como en mercado persa o feria de brujas, no hay control de calidad ni de precios, no existe una autoridad competente en esos lugares que haga respetar la honestidad y honorabilidad. El mismo descontrol de los funcionarios del gobierno y la corrupción de algunos de ellos también solicita un billete verde a los propietarios de esos usurpadores de inmuebles para dejarlos robar o que sigan en la parranda del fraude y estafa. Todos hacen su agosto con los turistas y con los mismos ciudadanos criollos del lugar que deseen disfrutar al aire libre un día de playa y de sol. Fuera de la estafa, hay indisciplina en el aseo, en la conservación del ecosistema y de los alimentos, las latas y bolsas de plástico como las botellas de vidrio descaradamente son lanzadas al piso de las arenas playiferas. Hay transeúntes que viven como mendigos y solicitan dinero al turista creyendo que es una obligación donar dinero o entregar alimentos, algunos son maleantes que roban las pertenencias cuando el bañista se distrae y no se ve un policía ni para remedio. carranchil y la seguridad, aunque se ve uniformada mira más las piernas y pocas curvas modernas de mancebos y mancebas que la realidad circundante.

 

Otras lacras humanas de la descomposición social turística que conviven bordeando las playas son el comercio sexual entre adultos, el negocio sexual con menores y menoras de edad y la trata de personas de todas las edades. El pedófilo varón de edad avanzada con arrugas hasta en la cédula de ciudadanía, arriba a esos lugares a ver si hay un desprevenido para echarle mano, logran los pelafustanes lesionar la inocencia y pureza de quienes se exponen al depravado sin malicia. De igual manera llegan pedófilas arrugadas mayores de 65, que le echan mano a los jóvenes varones o a las doncellas aun de falda. “El hambre es un crimen”. Pero es miserable usar el hambre de las personas para hacer propuestas sexuales, depravadas e indecentes. Por amor de los dos protagonistas todo se debe aceptar entre adultos si el acto no altera la responsabilidad y libertad y sin ofender a otra u otro que puede estar esperando en otro lugar y que su pareja no sea promiscua o adultera. Es injusto mostrar dinero para tergiversar la costumbre, corromper la conciencia del inocente y aunque todo ser humano tiene derecho a ser amado y a plasmar su sexualidad libremente, la acción sexual debe respetar la ley y la dignidad de otros y otras. Sin embargo, como algunos adolescentes tienen hambre física porque hay más injusticias en ciertos países que en otros que gozan de hermosas playas, unos pocos sinvergüenzas se apoderan de los privilegios y de las oportunidades para manipular y controlar la sexualidad del incauto, dejan al pueblo a la intemperie con hambre, frío, sin trabajo o mal remunerado, y sin casa. El delincuente junto al ladrón usa este caldo de cultivo para hacer de las suyas y violar la dignidad y sexualidad del humano. No hay ley para tanta gente indisciplinada junta, mientras la gente no tome conciencia que se requiere un cambio de mentalidad que lleve a los honestidad y honorabilidad, no habrá justicia para lograr materializar la dignidad y poner derechos, privilegios y oportunidades para todos los seres humanos sin distinción y sin prohibición, destruyendo de una vez por todas las clases sociales que han maltratado la vida y el ecosistema.

 

Ahora hay otro mal que va en aumento, vemos como mujeres extranjeras con cirugías plásticas y remiendos siliconados llegan a las playas de países en pobreza absoluta en busca de hermosos corceles masculinos o doncellas femeninas, para llevarlos a la cama por menos de eso que vale un plato de lentejas sin aceite. Se volvieron cínicas algunas mujeres y dicen que tienen el mismo derecho a experimentar la perversión y desviación de los connotados varones que aparentan masculinidad, sostienen en sus conversaciones que tienen el mismo apetito sexual, que el vicio exquisito de los varones masculinos se debe alcanzar, que ellas también sienten placer y deben disfrutar sexualmente como en el circo mostrado en palacios y castillos dorados donde vive la maldad amurallada y las contradicciones humanas de la cruel existencia. El descontrol es total de día y de noche, se aprovecha la oscuridad para violar a inocentes o a desprevenidos que buscan amistad entre caminantes. Los monstruos humanos se visten con ropa de seda a la moda y sus colmillos de lobos están escondidos debajo de las falsas sonrisas que hacen disimular al criminal y que fácilmente distraen al desprevenido que tiene hambre, que busca disfrutar de la contienda y fiesta o que camina con malicia para estafar el bolsillo a incautos turistas como a criollos visitantes.

 

Los gobiernos y sus legisladores han clasificado descaradamente y con cinismo como turismo de “corbata azufrada” las playas propias de la geografía física entre los recursos del país. Hay playas para ricos, pobres, blancos, negros, amarillos, extranjeros y mixtas, algunos más psicópatas han separado las playas para los de otras razas teniendo en cuenta el color de la piel del turista o visitante y muchas veces la nación de procedencia y la maleta que porta. Los propietarios de los hoteles o antros de diversión también se han apoderado de las playas con rejas u obstáculos que impiden el paso libre al ciudadano, estos flagelos de muerte han aumentado la descomposición con el cinismo de robo y atraco social. Las playas que obligan al pobre sin dinero a usar no tienen iluminación y las playas donde van quienes manejan el billete verde o moneda, sobresalen con lámparas de neón y con andenes para que los estafados dejen mejor allí las ganancias. Es increíble apreciar estas injusticias, aunque sólo algunos se benefician de la comodidad todos son obligados a pagar el impuesto. Al turista se la carga un cobro de impuesto turístico al ingresar al país o entrar al lugar turístico, es un impuesto de transeúnte que es otra estafa que debe pagar el visitante y si no retienen sus documentos y en algunos países se debe pagan con cárcel o detención en las mazmorras del cruel estado o nación si no cumple con la terrorífica e injusta ley.

 

¿Y de migrar como turista qué? Los oficiales que hacen parte de los institutos de migración o inmigración, se creen propietarios de la nación donde presta el servicio como funcionario gubernamental. Tratan en forma descortés al visitante y depende del país de procedencia del turista lo reciben con amabilidad y con desagravio. A veces hacen preguntas que no deberían estar en los cuestionarios o formas de ingreso, sino que el trato de entrada debería ser igual para todos los turistas o visitantes. Si un ciudadano regresa a su país originario es recibido de manera chocante y con irrespeto. Otros funcionarios del aeropuerto abren las maletas o valijas, roban las pertenencias al turista y al mismo ciudadano que regresa a su patria. Los empleados de migración, funcionarios de aduana, policías, unidades de seguridad, maleteros, militares, porteros y trabajadores de otros oficios, observan la maleta al turista o al ciudadano que regresa, si ve que es de alta calidad el material se atreven con formas maquiavélicas para abrirlas y sustraer aquellos artículos que tienen un alto costo en el mercado. Los maleteros tratan de mala manera y a golpes las maletas, algunas valijas llegan destartaladas, golpeadas, ultrajadas, descosidas, sin cremalleras y saqueadas. Si hay un reclamo del propietario los amenazan con llevarlos a la cárcel y tienen jueces cómplices listos del ilícito, para que firmen órdenes que hacen que la estafa y el robo se haga legal disque a las leyes de la constitución del país o de la vetusta comarca territorial del fraude.

 

Hay a las afuera de los aeropuertos conductores de taxis que gritan como en cementerio de “falsos positivos” para ver a qué turista logra meter en su vehículo, su mirada es lo más parecido a un delincuente que desea subir la tarifa del cobro al visitante. Aunque la ley del lugar dice que debe haber un aparato electrónico para el cobro del recorrido por lo general está desconectado y la suma es desorbitantes cuando de pagar la carrera o el servicio se trata. Son delincuentes al volante que cobran hasta 7 veces el valor real equilibrado por las oficinas del gobierno o por las tarifas que se han puesto para todos por igual internacionalmente. Algunos taxistas con el menor descuido roban el celular al pasajero y otros más cretinos se quedan hasta con las maletas de quien llega en la temporada. Hay otros que no hacen parte de las empresas registradas para prestar el servicio, a veces son iguales a los anteriores y en otras oportunidades son criminales al volante o peores a las ratas de dos patas que componen las mafias. Es increíble como se ven decenas de unidades de policías en los terminales aéreos, marítimos y terrestres, sin embargo, no sirven ni para remedio de mula cuando de seguridad, honorabilidad y honestidad se trata. Una gran mayoría de los armados legalmente son cómplices de robos y atracos a quienes arriban incautos o regresan a su país de origen.

 

No tengo una fórmula o una forma solucionadora de este horrible flagelo entre la descomposición social de la modernidad. Deben ser las autoridades civiles y las organizaciones cívicas junto a la educación en cada país con la participación de la misma gente de la región, quienes con honestidad y transparencia deben tejer una red que logre devolver lo robado creando estrategias de convivencia rectas y controlando precios y la excelsa salud en los servicios junto a la recuperación de la dignidad de la raza humana pensante, hasta crear una sociedad justa, humanista, honesta y recta, para que todos disfruten de la vida y logren descansar en el mismo país o en otros. El mundo es de todos y para todos y todos tenemos derecho a turistear o a vacacionar sin importar sexo, estirpe, política, religión, condición social o procedencia.

 

Cada ser mortal terrícola humano deben escoger la mejor estrategia individual para colectivizar y armonizar el pensamiento con el entorno social y convivacional de la realidad sin destruir la sana costumbre, la idiosincrasia que, aunque se debe cuestionar no necesariamente se logra transformar y menos tratar de cambiar. Si usted es delincuente y lesiona la dignidad del otro o de los otros, si los jueces, la justicia y ley no lo sanciona, los cuatro elementales (agua, tierra, aire y fuego), le cobrarán en su momento su delito, cada prenda robada está en la lista, todo elemento construido con el atraco usurpando y el dinero ajeno, volverá al polvo de la tierra, posiblemente usted no lo disfrutara porque la justicia natural le cobrará su delito, su cuerpo y mente estarán enfermos, no podrá tomarse para el disfrute del estómago una sopa de lentejas sin tomate, ni siquiera con sal y sin cilantro y menos con cebolla.