La famosa familia se hizo popular debido a la fortuna acumulada a través del comercio y el intercambio de productos de la canasta familiar con los estados vecinos de la región. Ellos eran los más importantes inicialmente de la ciudad y hasta los tres últimos meses del país. El nombre del jefe del grupo se había metido en todos los círculos sociales conocidos, desconocidos y ocultos. Era tan desbordado el número de amistades que tuvieron que contratar a una secretaria, exclusivamente para atender fiestas, cumpleaños, regalos, viandas, compromisos y excursiones. La esposa logró traer al mundo a 6 hermosos descendientes y todos lograron salir de la nación aborigen a esos lugares en donde los títulos, diplomas y cartones enmarcados, llegan para ser colocados en aquellas paredes que estimulan el ego y hacen la diferencia entre los necios, ignorantes y personajes de doble vida.
Desde las oficinas de las empresas, los cheques, pagos, deberes financieros y algunos escasos donativos, salían como rutina diaria. Los mejores amigos estaban entre los dueños de los periódicos, clero, abogados, profesionales de la medicina y los mismos comerciantes. Artistas, deportistas y periodistas, desfilaban como arte y magia por los aposentos de los inmuebles capitalinos de la familia acaudalada de la historia. Los críticos de arte y los comunicadores especializados en temas de familia y farándula, hacían sus comentarios a favor de la causa amistosa que los unía al tronco productivo. Los jueces, contadores y notarios sobresalientes, ayudaban a llenar aquellos libros que se requieren para llevar doble contabilidad.
Leamos aquello escrito en el Salmo 8: “2 De la boca de los pequeños y de los que Todavía maman has establecido la alabanza frente a tus adversarios, para hacer callar al enemigo y al vengativo. 3 Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que Tú has formado, 4 digo: ¿Qué es el hombre, para que de él te acuerdes; y el hijo de hombre, para que lo visites? 5 Lo has hecho un poco menor que los ángeles y le has coronado de gloria y de honra. 6 Le has hecho señorear sobre las obras de tus manos; todo lo has puesto debajo de sus pies: 7 ovejas y vacas, todo ello, y también los animales del campo, 8 las aves de los cielos y los peces del mar: todo cuanto pasa por los senderos del mar. 9 Oh Jehovah, Señor nuestro, ¡Cuán grande es tu nombre en toda la tierra!”
Todo marchó para la familia famosa color de rosa como en la frase de antaño. Los costosos e injustos establecimientos educativos privados también hicieron su agosto con las ganancias. Rectores y profesores no solo se benefician de las pensiones exageradas que cobraban a los distinguidos sino que usaban la maquinaria organizada de la educación, para robar el dinero de quienes trabajaban, con rifas, juegos, recitales, concursos, bingos y cuotas voluntarias obligadas. El médico de la familia se había convertido en chupaflor permanente de los recursos y del jugo de las ganancias. La lista de enfermedades y productos de laboratorio que procesaba su ingenio, estaba a la orden del día. Las oraciones y rezos tuvieron un costo muy elevado. Cada Domingo y aquellas festividades inventadas aún entre semana, ofrecían ceremonias que eran sufragadas por los creyentes atrapados con sus sueños y que dependían de los recursos de quienes vendían los productos. La esposa siempre creyó haber tenido el mejor jurisconsulto y a ese le pagaba cuantiosas sumas de dinero pero nunca se vio el producto ni el resultado.
El Libro de Deuteronomio en el capítulo 1 nos dice: “2 Pero, ¿Cómo podré llevar yo solo vuestras preocupaciones, vuestras cargas y vuestros pleitos? 13 Proveeos entre vuestras tribus de hombres sabios, entendidos y experimentados, para que yo los ponga como vuestros jefes.' 14 Vosotros me respondisteis y dijisteis: 'Está bien hacer lo que has dicho.' 15 Entonces tomé a los jefes de vuestras tribus, hombres sabios y experimentados, y los puse como vuestros jefes; como jefes de mil, jefes de cien, jefes de cincuenta, jefes de diez y como oficiales de vuestras tribus. 16 En aquel tiempo mandé a vuestros jueces diciendo: 'Oíd la causa de vuestros hermanos y juzgad con justicia entre un hombre y su hermano o el forastero que Está con él. 17 No Hagáis Distinción de personas en el juicio; oiréis tanto al pequeño como al grande. No Tengáis temor de nadie, porque el juicio es de Dios. Pero la causa que os sea Difícil la traeréis a Mí, y yo la oiré.' 18 Os mandé, pues, en aquel tiempo todo lo que Habíais de hacer. 19 "Partimos de Horeb y fuimos por aquel desierto grande y terrible que habéis visto, dirigiéndonos a la Región montañosa de los amorreos, como Jehovah nuestro Dios nos Había mandado; y llegamos hasta Cades-barnea. 20 Entonces os dije: 'Habéis llegado a la Región montañosa de los amorreos, la cual nos da Jehovah nuestro Dios. 21 Mira, Jehovah tu Dios te ha entregado la tierra que Está delante de ti. Sube y Tómala en Posesión, como Jehovah, Dios de tus padres, te ha dicho. ¡No temas ni desmayes!'”
Una tarde los obreros que empacaban los productos derivados del petróleo que distribuían en una de las tiendas de la familia, vieron como una pequeña chispa de fuego que salía por una de las rendijas que dejan los suiches en la pared. Inmediatamente avisaron al jefe y éste llamó a los bomberos de la ciudad. Las llamas rápidamente se extendieron por todo el local consumiendo cada una de las mercancías que se exhibían como en el mercado. Habían Pasado 60 minutos cuando carros bomberiles y de Policía se confundían con los curiosos transeúntes que llegaban algunos a observar el incendio y otros a ver que se podían sustraer. El propietario alcanzó a decir: “Parece que llegaron tarde. Esto ya es desgracia”. Una a una de las puertas y ventanas del centro comercial, dejaron salir las inmensas bolas de humo y cenizas que dejaba la voraz candela. El edificio que ocupaba cuatro manzanas no pudo sostenerse en píe y poco a poco lo que había dado vida y ganancia se alió con el accidente. Fue en un abrir y cerrar de ojos que todo quedó: Chatarra, polvo y hierros retorcidos. 200 hombres uniformados fueron incapaces de apagar a chorro de agua aquello que antes fue producto y ganancia.
Las fuertes llamas lograron penetrar a otras edificaciones y a los tanques de combustible de los vehículos estacionados en los alrededores de la gigante construcción. Esos estallaron como pólvora de navidad, asustando a toda la población de la urbe. Todo era parecido al infierno que ha imaginado y esculpido el mortal terrícola humano en su mente. 24 horas de lucha contra la conflagración dejaron exhaustos a los trabajadores y voluntarios. Nadie pudo detener la catástrofe. Todo quedó hecho lodo, arena y cenizas. En menos de un día quedó en ruinas aquello que se trabajó con fineza y optimismo los últimos 20 años. Nadie lo pudo creer. Todo quedó en ruinas. El olor repelente que produce la mezcla de miles de productos bajo la hoguera, molestó a los amigos y vecinos. Sobre todo a esos que vivían muy cerca del suceso y a los inmuebles chamuscados los hizo correr y de paso algunos insultos y sandeces contra quienes aparecían antes en las páginas sociales de los diarios.
Los dos meses que siguieron a la tragedia, los amigos y contactos desaparecieron de la escena familiar. Como en la canción traicionera: “Todo se derrumbó dentro de mi, dentro de mi...” Las empresas que surtían las bodegas llegaron una a una a cobrar sus cuentas. No hubo un céntimo para cancelarles. El dueño entró en depresión. La esposa salió a otro país abandonando a quien le había regalado joyas, casa, comida y lujos. Los hijos se hicieron los desentendidos y se movieron de lugar. El propietario quedó solo un 24 de Diciembre. El 31 del mismo mes y año se suicidó. El obispo de la metrópoli y el mismo que había recibido muchas donaciones del difunto, prohibió recibir el cadáver del muerto y ordenó cerrar las puertas de los templos. Los cementerios de la ciudad cerraron sus entradas para quien se fue al más allá en desespero. Los clérigos que muchas veces solían almorzar gratis con el protagonista, no quisieron estar al lado del cuerpo inerte de quien les dio de comer muchas veces. Aún muerto el hombre justo conoce a las verdaderas amistades. Entre la sociedad moderna no existen un solo amigo. Todo es hipocresía y mal gusto. Los amigos excelsos son como hermanos verdaderos. Esos no requieren de chequeras ni de mostrarles títulos. El hombre de hoy así no tenga fe en Dios ni en los hombres religiosos deben nacer de nuevo.
Leamos aquello que dijo Jesucristo el Hijo de Dios en Juan, capítulo 3: ”1 Y Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un gobernante de los Judíos. 2 Este vino a Jesús de noche y le dijo: --Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que Tú haces, a menos que Dios esté con él. 3 Respondió Jesús y le dijo: --De cierto, de cierto te digo que a menos que uno nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios. 4 Nicodemo le dijo: --¿Cómo puede nacer un hombre si ya es viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer? 5 Respondió Jesús: --De cierto, de cierto te digo que a menos que uno nazca de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que ha nacido de la carne, carne es; y lo que ha nacido del Espíritu, Espíritu es. 7 No te maravilles de que te dije: "Os es necesario nacer de nuevo." 8 El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; pero no sabes ni de Dónde viene ni a Dónde va. Así es todo aquel que ha nacido del Espíritu. 9 Respondió Nicodemo y le dijo: --¿Cómo puede suceder eso? 10 Respondió Jesús y le dijo: --Tú eres el maestro de Israel, ¿y no sabes esto? 11 De cierto, de cierto te digo que hablamos de lo que sabemos; y testificamos de lo que hemos visto. Pero no Recibís nuestro testimonio. 12 Si os hablé de cosas terrenales y no creéis, ¿Cómo creeréis si os hablo de las celestiales?
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