El ser humano tiene la facultad de llevar un nombre propio que lo hace superior a los animales que hemos considerado “irracionales”. Por lo general se escoge por intuición desde antes de nacer. Algunos nombres individuales molestan a sus propietarios. En varias ocasiones los humanos acudimos a las leyes territoriales para cambiarlo, modificando la esencia del sonido y la misma escritura. El nombre es una identidad que lleva al mortal terrícola humano hasta el infinito eterno y lo diferencia de las demás criaturas vivientes entre animales, plantas y personas. Nadie sabe la razón exacta por la cual la madre biológica y/o el progenitor que no siempre es el padre biológico, escoge el nombre del niño o de la niña. Los infantes que llegan con amor al mundo tienen el privilegio de recibir su nombre, escogido no al azar sino por una causa que aún no podemos descifrar. Antes inclusive del embarazo de la progenitora ya existía el nombre del nuevo ser. Son muchos los bebés que al llegar al mundo ya tienen un nombre seleccionado mucho antes de ver la luz del sol. Creemos que todos de alguna manera pertenecemos a un libro invisible que no lo podemos registrar con nuestros sentidos y que está dentro de una oficina en un sitio del universo desconocido.
Veamos uno de los mejores ejemplos. Lucas 1 dice: “26 En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David. El nombre de la virgen era María 28 Cuando Entró a donde ella estaba, dijo: --¡Te saludo, muy favorecida! El Señor Está contigo. 29 Pero ella se Turbó por sus palabras y se preguntaba qué clase de Salutación Sería ésta. 30 Entonces el ángel le dijo: --¡No temas, María! Porque has hallado gracia ante Dios. 31 He Aquí Concebirás en tu vientre y Darás a luz un hijo, y Llamarás su nombre Jesús. 32 Este Será grande, y Será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le Dará el trono de su padre David. 33 Reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y de su reino no Habrá fin. 34 Entonces María dijo al ángel: --¿Cómo Será esto? Porque yo no conozco Varón. 35 Respondió el ángel y le dijo: --El Espíritu Santo Vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te Cubrirá con su sombra, por lo cual también el Santo Ser que Nacerá Será llamado Hijo de Dios”.
El mismo relato nos lo hace Mateo en el Capítulo 1 y se refiere a lo mismo: “18 El nacimiento de Jesucristo fue Así: Su madre María estaba desposada con José; y antes de que se unieran, se Halló que ella Había concebido del Espíritu Santo. 19 José, su marido, como era justo y no Quería difamarla, se propuso dejarla secretamente. 20 Mientras él pensaba en esto, he Aquí un ángel del Señor se le Apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que ha sido engendrado en ella es del Espíritu Santo. 21 Ella Dará a luz un hijo; y Llamarás su nombre Jesús, porque él Salvará a su pueblo de sus pecados." 22 Todo esto Aconteció para que se cumpliese lo que Habló el Señor por medio del profeta, diciendo: 23 He Aquí, la virgen Concebirá y Dará a luz un hijo, y Llamarán su nombre Emmanuel, que traducido quiere decir: Dios con nosotros”.
Todos los individuos de la especie humana debemos respetar el nombre asignado a nuestros semejantes sea cual fuere. Si alguien piensa que tiene el nombre más hermoso entre todos y/o todas, está muy equivocado y debe profundizar dentro de su interior para descubrir el verdadero sonido y significado. Los nombres, sonidos y las palabras ya existían millones de años antes de formarse el globo terráqueo. Los animales, plantas, minerales y cosas no requieren de un nombre como tal. Se les da una palabra denominacional para que el efecto del sonido enmarque una diferencia cuando llega al oído de la persona. Maldito el hombre que asigne un nombre de persona a un animal. Aunque los animales, minerales y plantas son nuestros hermanos menores, ellos no deben llevar el sonido del nombre de un ser humano. La sociedad moderna está equivocada y va al abismo del caos al tratar de igual manera a un ser humano y a un animal. Algunos mortales terrícolas exageran el cuidado del animal. Hasta besan la boca del inferior y lo llevan a la mesa del comedor y/o a la cama. Es un hecho nefasto e impuro. Además es antihigiénico.
Debemos amar y cuidar al animal pero siempre se debe saber que este es inferior en dimensión y profundidad al ser humano. Hay naciones en donde usar apodos o burlarse de los nombres de las personas es una cosa natural, social y cultural. Esos países de cierta manera tienen una deuda con la evolución. La violencia es la comida diaria. Siempre habrá guerra, muerte y conflicto cuando no se respetan las leyes naturales empezando por el nombre verdadero. Las personas pueden usar seudónimos rítmicos y deben salir voluntariamente del mismo dueño del nombre. El uso de un “alias” lleva a la destrucción de la equidad y la igualdad en el respeto. Los alias son sonidos que hacen delincuente y facineroso a los humanos. Por lo general quien usa un alias, se convierte fácilmente en asesino. Debemos en lo posible ir despacio pero con firmeza retirando esta cruel costumbre de nuestros sonidos.
En los últimos años hemos visto, leído y escuchado por los medios de comunicación, como individuos opositores a un líder político se burlan del personaje y del grupo. El grupo ofendido hace lo mismo e incorpora música haciendo fiesta con las palabras o los gestos de su contendor. Aunque es un acto ridículo y mediocre también es un hecho atrasado e involutivo. Un país puede llegar a tener bienestar en aquellas cosas materiales incluyendo el alimento pero si no hay respeto por la persona humana jamás su espiritualidad evolucionará. Nos causa lástima ver que los mismos hombres que se presentan como religiosos se burlan y se mofan de los otros. Los creyentes se burlan de los ateos y los ateos de los creyentes. Ese tipo de viceversa hace un desastre colectivo de los pueblos y naciones.
Infortunadamente cuando una nación está en guerra los hombres escogen muy mal a sus representantes y gobernantes. Los peores políticos y dignatarios de los países son aquellos que fueron seleccionados en momentos de guerra, des-estabilidad y muerte. Para cambiar el conflicto los hombres debemos buscar a un hombre [varón o mujer], de paz. No se requiere de lupa para buscar al mejor representante. Se debe actuar con honradez y aparecerá el más lúcido y único. Un hombre de guerra y muerte no es digno para recomendar a otro de su misma conducta. Las naciones que experimentan conflictos violentos de antaño se equivocan al mostrar a un candidato para regir al país o al pueblo.
El chiste debe desaparecer de los grupos sociales. Un país que escribe chistes diariamente o que hace chistes aún con la desgracia, pobreza y ruina de los otros, es una población que jamás verá la luz del progreso y la estabilidad. La desgracia siempre estará en las personas que patrocinan los chistes y quien los ejecuta. Quien crea que sus chistes y sus burlas lo hacen superior a los demás aunque es una mentira del todo es más cierto que lo hace otro igual en atraso, retroceso y miseria. La evolución espiritual de los pueblos y de los hombres, tiene como causa común el uso inteligente de la imaginación y de la misma razón.
Algunos gobernantes producen vómito al hablar. Su sonido y sus voces contradicen el adelanto, solidaridad y fraternidad. Si cada uno de nosotros miramos los rostros de las personas nos damos cuenta quien va dentro de la circunferencia de la evolución. Jesucristo tuvo compasión por los hombres burlescos y atrasados. El nos dijo: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”. Parece que aún después de 2.000 años, los mortales terrícolas humanos no sabemos que lo que estamos ejecutando lo estamos haciendo muy mal. Si la tierra logra existir y sobrevivir a la barbarie dentro de 1.000 años, los hombres del futuro dirán: “Los humanos del ayer no lograron escuchar el sonido del nombre con su esplendor y belleza y destruyeron la danza, atrasando la evolución”.
Observamos como los mismos hombres de burlan del color y de los rasgos de los otros humanos. Si todos lográramos vernos con rectitud y honestidad frente a un espejo de sol, nos daríamos cuenta que ningún mortal terrícola humano es perfecto. La perfección es un proceso evolutivo que llega con la investigación acompañada de la consideración con la nave en donde habitamos viajando. Cuidar la tierra es saber que no tenemos un espacio mejor a donde ir. En caso de destrucción del planeta, estamos seguros que algunos saldrán con vida y muchos irán a otro lugar. Sería muy importante que todos disfrutáramos del futuro y que el amor por la tierra estuviera rodeado de respeto y decoro.
A veces nos parece imposible saber que la tierra ya no es un lugar seguro para la vida y para vivir. Si el dinero, tiempo e investigación que se han gastado los gobernantes y gobiernos en: Bombas, balas, aviones, tanques, helicópteros y vehículos de muerte, se hubiera usado para cuidar la nave tierra y a la misma humanidad, hoy todos disfrutaríamos de felicidad y bienestar. Quien diga que es feliz en la tierra es mentiroso. Hemos convertido el hermoso globo tierra, en un infierno de muerte, desigualdad, injusticia y tristeza.
El Nazareno al crecer y antes de partir de este mundo expresó algo que aún no hemos entendido: “En la Casa de Mi Padre hay muchas moradas, me voy adelante para aparejarles lugar”. Dichosos aquellos que logren partir en paz y rodeados de amor.
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